viernes, junio 9

LA MÚSICA PARA BANDA (Colección de artículos)

MÚSICA DE BANDA

FORMAS MUSICALES
1.- El Pasodoble
2.- La Marcha Procesional
3.- La Obertura
4.- La Suite
5.- El Concierto
6.- La Zarzuela (Fantasía y Selección)
7.- La Música Descriptiva
8.- Música Moderna y Música de Cine
9.- Otros Géneros

“Un pueblo sin su banda de música es una sociedad huérfana de cultura y arte, de música”
BANDA DE MÚSICA DE BAEZA
Director: Martín Morales Lozano

1.-El Pasodoble
Historia del PASODOBLE


Introducción:

El ritmo más genuino y representativo de la música Española es el pasodoble.
Puede ser considerado, en esencia el estandarte sonoro que la distingue en todas partes del mundo. Se trata de un ritmo alegre, pleno de brío, castizo, flamenco unas veces, pero siempre reflejo del garbo y más genuino sabor español. Vale la pena, aunque solo sea por curiosidad, profundizar algo en la historia del pasodoble español, no solo para subrayar lo mucho y lo bueno que se ha escrito en torno a esta pieza musical, sino para que no se olvide el lugar que éste tiene reservado en la música Española.

El pasodoble es un baile de origen español de aire vivaz y alegre.
El pasodoble es una variedad musical dentro de la forma marcha (obra musical que entra dentro de las composiciones definidas por el movimiento o por el ritmo) y posteriormente un estilo de baile.

Una marcha regula el paso de un cierto número de personas. Se trata de un estilo musical extendido por todo el territorio español, encontrándose muy relacionado con las fiestas y celebraciones populares. Tiene un vínculo muy estrecho y especial con las fiestas de los toros.
Siguiendo el orden que hace D. Eugenio Gómez García en su "Rincón del Pasodoble", hablaremos de...
Historia.- Origen
Se conoce como pasodoble el baile originado en España hacia 1533 y 1538 en el cual la mujer desarrolla un papel importante. Ella es cortejada con una serie de pasos básicos. Utilizado en varias regiones para la celebración de eventos. Fue una parte muy importante para el desarrollo del país.

Parece ser que el pasodoble procede de la tonadilla escénica, que era una composición que en la primera mitad del siglo XVIII servía como conclusión de los entremeses y los bailes escénicos y que luego desde mediados del mismo siglo era utilizada como intermedio musical entre los actos de las comedias.

Concretamente y estableciendo cinco etapas (entre 1750 y 1850) en el desarrollo de la tonadilla, en la tercera, entre 1770 y 1790 cuando la tonadilla hubiera llegado a su madurez y apogeo, sería el momento en el que nacería la tonadilla unipersonal, precursora de las variedades que irían apareciendo en los siglos posteriores, entre las cuales encontraríamos diferentes pasodobles que hoy conocemos.

El musicólogo José Subirá, además de afirmar lo anterior, nos da a conocer que, entre las más de dos mil tonadillas manuscritas que se encuentran en las bibliotecas, en algunas de ellas se describen corridas de toros, ya sea en la parte central o en las seguidillas finales.

Esto ocurre, por ejemplo en las tonadillas de Pablo Esteve, tituladas: "El torero, la maja y el petimetre (1780)" ó en "La Hortelana".

También hay que decir que al menos una quinta parte de ellas, en lo musical, son anónimas, ya que los autores se escudaban en el anonimato al ser la tonadilla considerada un producto menor que además estaba destinado al canto.

La cuarta parte restante sería obra de los principales autores conocidos como los madrileños José Palomino, Antonio Guerrero, los Catalanes Luis Misón y el propio Pablo Esteve, o los navarros Pedro Aranaz o Blas de Laserna.

Estas tonadillas conjuntaban letras llanas, sencillas, populares con músicas pegadizas, fáciles de tararear y muchas veces netamente folclóricas, en coplas de seguidillas, fandangos, etc. Cuando la tonadilla era de tema taurino, participaban clarines y atabales (trompetas y timbales), los mismos que habían venido actuando en las vistosas fiestas de toros celebrados en las plazas mayores de algunas de las más importantes ciudades españolas durante los siglos anteriores.
Son ejemplo de alguno de ellos las fiestas de toros que tuvieron lugar en la villa de Varea (La Rioja) en 1135 para realce y brillantez de la coronación de Alfonso VII, o aquellas celebradas en la plaza mayor de Medina del Campo (Valladolid) 1418 para festejar la boda del monarca Juan II con doña María de Aragón, o en Mayo de 1527 cuando el emperador Carlos V para celebrar el nacimiento de su hijo Felipe II mató un toro de una certera lanzada, o un poco más tarde, en el siglo XVIII, en la plaza mayor de Madrid, con motivo de la exaltación al trono del Rey Carlos IV y de la jura de su hijo el Príncipe de Asturias, los días 22, 24 y 28 de Septiembre de 1789.

Por todo esto, en aquella época la música taurina no eran pasacalles o pasodobles, que según Mariano Sanz procederían de alguna de las danzas que se introdujeron en España en el siglo XVII y que posiblemente entre las de carácter más alegre se llegó a elegir alguna que, una vez trasformada y acoplada a nuestro temperamento, sería el antecedente inmediato del pasodoble español.

Esta opinión se corroboraría por la existencia de una antigua danza española llamada "Pasacalle", que alcanzó mucha popularidad en el siglo XVI y se cita en el entremés "La escuela de danzar" de Navarrete y Ribera (1640).

En opinión de Manuel Delgado Iribarren (autor de Los Toros en la Música - COSSIO-) el pasodoble procedería de un tipo concreto de marcha militar, de compás binario (paso-doble), que debió generalizarse en España en el siglo XVIII, si bien luego, merced a dicha expresión habría sido adoptada por las bandas municipales formando parte del repertorio junto con oberturas, fantasías, mazurcas...
De esta manera la primitiva marcha militar, guerrera, épica, habría tenido su máximo explendor durante la Guerra de la Independencia para, poco a poco, ser incorporado por la población civil en sus variantes lúdicas y hacerse melodía danzarina torera.

Esta evolución según Iribarren, no es otra cosa que una hipótesis, pues no hay datos suficientes para comprobarla con rigor.

Tras esta etapa púramente militar (siglo XVIII) vendría la fase de incorporación de elementos populares (durante el siglo XIX), con la adición de elementos armónicos de la seguidilla, jota, bolero, flamenco... y sobre todo la incorporación de la cadencia andaluza. La fase final sería la elaboración técnica de la obra orientando el pasodoble hacia la danza, el teatro, el cuplé y la canción.

Historia.- Como Danza

El paso-doble o pasodoble es una marcha ligera, adoptada como paso reglamentario de la infantería, con una característica especial que hace que la tropa pueda llevar el paso ordinario. En su día recibió este nombre de pasodoble, ya fuera para desfiles militares o taurinos. También recibió el mismo nombre la danza, que fue popularizada hacia 1926. Se compone con un compás de 2/4 o 6/8.

El pasodoble como danza es semejante al one-step; se diferencia en el número de pasos que se dan al bailar y en sus respectivos nombres.
El paso tiene 4 tiempos y consiste en un movimiento de avance y tres en el sitio, con ligero vaivén de caderas de la mujer. Posición del cuerpo muy derecha y movimientos bruscos en las indicaciones del hombre. Giros en pareja abundantes y bastantes desplazamientos por la pista.

El pasodoble es uno de los pocos bailes de pareja que se siguen conservando hoy en día, presente en muchas fiestas y verbenas populares y formando parte de la tradición de todas las regiones de España.
También se cree que este baile pudo originarse en Francia, donde se llamó pas-redouble, tocado por bandas para marchas militares desde 1780. Desde este país se fue desarrollando y extendiendo a otros territorios como una marcha rápida de infantería que regulaba el paso de los soldados. El pasodoble es un baile que a principios de siglo se relacionó con el garrotín, un baile de pareja gitano, bastante rápido y repetitivo.

El pasodoble es un baile muy sencillo, con figuras muy libres, por lo que resulta bastante fácil aprenderlo. La posición de la pareja es igual a la de todos los bailes de salón, uno enfrente del otro y con los cuerpos pegados ligeramente desplazados hacia la izquierda. Su ritmo básico es muy simple: un paso por tiempo y se debe permanecer todo el tiempo con los cuerpos en paralelo y con la mano izquierda y derecha del hombre y la mujer, respectivamente, unidas. El pasodoble forma parte del repertorio de las bandas de música españolas y suele constar de introducción y dos partes principales, con un ritmo aflamencado.

Algunos de los más conocidos son: Suspiros de España, España cañí, "El Gato Montés", "Pan y toros", "Soldadito español", "La Parrala", "Francisco Alegre y olé", "La luna es una mujer", "El beso", "Islas Canarias", "Los Nardos”, “Paquito el Chocolatero” ….

Otra de las maneras como se ha mantenido vivo este ritmo hoy en día, es gracias a la Tuna (agrupación musical universitaria, proveniente desde el siglo XII). Hoy en día, los pasodobles forman parte importante del repertorio de estas agrupaciones, sean de España o de otras regiones del mundo. Uno de los elementos característicos de los pasodobles interpretados por Tunas, es la vistosidad, ya que se realizan los llamados Fantasía de Pandereta (tocar el instrumento con distintas parte del cuerpo, sin perder el ritmo), Baile de Bandera (mover el estandarte de la Tuna al ritmo de la canción) y el Baile de Capa (agitar la capa emulando al movimiento de los toreros). De los pasodobles más interpretados por las Tunas son, entre otros: "La Morena de mi Copla" , "Tres veces Guapa", "Las Cintas de mi Capa", "Tuna Compostelana"…

Evolución

En Cualquier caso, si procede exclusivamente de la tonadilla escénica (José Subirá), si su origen más remoto son aquellas primitivas danzas del siglo XVIII (Mariano Sanz), si viene de un tipo en concreto de marcha militar (opción de Manuel Delgado-Iribarren), o si su origen y evolución son todos estos, es decir, que proceda de las tonadillas y danzas de los siglos XVII y XVIII que luego recibieron la influencia de las marchas militares, que probablemente sea la hipótesis más correcta, lo cierto es que los compositores de la época, no olvidaron incluir pasodobles en sus obras y todas las zarzuelas, entre mazurcas, polcas, jotas o romanzas cuentan con algún pasodoble.

Este género tuvo una extraordinaria fortuna en el teatro lírico, como se comprueba fácilmente al repasar el altísimo porcentaje de zarzuelas que lo incluyen para situar la acción de la obra en el mundo taurino.

Esto ocurre en "Pan y Toros", "El Sargento Federico", "El Barberillo de Lavapiés", "El molinero de Subiza" (a esta obra pertenece la célebre "Salve Marinera"), "La Gran Vía", "Agua, Azucarillos y Aguardiente", "El Bateo", y más tarde ya en pleno siglo XX, en "Don Manolito", "La del Manojo de Rosas", "La Celestera", "Molinos de Viento", "El niño judío", zarzuela en la que oímos "de España vengo...". También se incluyen pasodobles en sus Zarzuelas, Amadeo Vives en "La Generala", Ruperto Chapí en "El Tambor de Granaderos", "El Puñado de Rosas", Federico Moreno Torroba en "La Chulapona", ó Sorozábal también en Katiuska

Pero el mundo de los toros no solo está presente en el género lírico; también ha llegado a la ópera, y aquí el ejemplo inmediato es la “Canción del Toreador” de la ópera Carmen de George Bizet cuyo último acto se desarrolla nada menos que en la Plaza de Toros de la Maestranza de Sevilla, "El Gato Montés", obra de Manuel Penella, estrenada con gran éxito tanto en España como en Hispanoamérica.

Por otra parte, autores de música clásica se han sentido atraídos por la Tauromaquia y así, Joaquín Turina escribió "La Oración del torero", que no es un pasodoble pero se inspira en momentos íntimos previos al festejo, en los que el torero reza en la capilla. Andrés Amorós en su libro: Toros y Cultura (Espasa Calpe 1987), refleja como desde las ventanas de su hotel madrileño, Igor Stravinsky escuchaba fascinado los ecos lejanos de alegres pasodobles.

Tipos de Pasodobles

Es evidente que no todos los pasodobles son toreros: los hay de concierto o canción o pasodobles festivos, o pasodobles-marcha, los cuales a su vez incluyen los pasodobles regionales y los estudiantiles de las tunas universitarias.

En el pasodoble-marcha, la función condiciona el estilo y así el ritmo más continuo, admite menos licencias. Los giros melódicos y armónicos han de ser más sencillos, pues hay que facilitar su ejecución mientras se va desfilando. Son ejemplos "Los Voluntarios" de Jerónimo Jiménez, "Los Sargentos” de Gerónimo Morales, “Ganado Barlovento” de R. Sáez de Adana,…etc.

Paralelo al pasodoble-marcha, se encuentra el Pasacalle, que no es marcial sino marchoso, callejero..., cuyos representantes pueden ser "La ventera de Alcalá", "La Celestera" y "Las Leandras".

Entre los pasodobles regionales, desde luego, tenemos tanta variedad como regiones, y así, existen pasodobles con aire gallego, asturiano, montañés, vasco, navarro, catalán, aragonés... Por ejemplo "Aires gallegos", "Viva la jota" y "Sabiñán" de Pascual Marquina, "Los de Aragón" de José Serrano, "Islas Canarias" de José María Tarridas, "Puenteareas", de Reveriano Soutullo, "Santander" de Ernesto Rosillo, etc.

Capítulo aparte merecerían, por su abundancia, los pasodobles andaluces y los falleros o valencianos. Entre los primeros podemos citar "Al son de mi pasodoble" y "Cuna cañí" de Bolaños, "En er Mundo" y "Talento" de Juan Quintero, "Recuerdos" de Eugenio Gómez, Churumbelerías de Cebrián, etc.
Entre los valencianos "L'entra de la murta" de Salvador Giner, "El Fallero" de Jose Serrano, "La Entrada" de Quintín Esquembre.

Las tunas estudiantiles, por su parte, cantan habitualmente "La morena de mi copla" de Carlos Castellanos, o "Estudiantina portuguesa" de José Padilla.

Los Pasodobles de Concierto pretenden ser solemnes, más clásicos y presentan una estructura musical que no se debe alterar en lo más mínimo: tras una introducción, la primera parte es brillante y arrogante y la segunda -también llamada trío- se caracteriza por su carácter melodioso y colorido instrumental, lo cual obliga a elegir temas más suaves acompañados de una instrumentación bastante distinta a la primera parte, enlazadas ambas con un tema intermedio que hace las veces de puente de unión entre las partes primera y tercera a la que se le añade una coda que dá de nuevo paso a la tercera parte pero esta vez en tutti.
Gerónimo Morales, autor del pasodoble: “El Padre Sifón” (pincha en el siguiente enlace)http://www.youtube.com/watch?v=ZJoWoFCWKWs

Uno de los primeros compositores que cultivó esta variedad de pasodoble fue el maestro Eduardo López Juarranz (1844-1897), autor de "La Giralda", a quien siguieron Ramón Roig, el autor de "La gracia de Dios", Antonio Álvarez, autor de "Suspiros de España", Santiago Lope autor de "Gerona", "Valencia", Reveriano Soutullo autor de "Puenteareas", Javaloyes autor de "El Abanico", "Certamen Levantino" de Ricardo Dorado Janeiro, "Todos son nubes" de Román de San José, “Manolita Lozano”, “Joya Andaluza” ó “Aires de Peal” de Martín Morales, “El Padre Sifón” de Gerónimo Morales ó “Sol y Estrellas”, “Manola y Geromito” y “Despidiendo a un Amigo” (estrenado este último en Julio de 2007) de Francisco Morales, … etc.

Entre los Pasodobles Festeros o festivos, los más conocidos, sin duda, son "Paquito Chocolatero" de Gustavo Pérez Falcó, y "El fallero" de José Serrano.

Paralelo a este tipo de pasodoble se encuentran las Marchas de los desfiles de moros y cristianos de la Comunidad Valenciana, la primera de las cuales fue "Mahomet", escrita por Juan Cantó Francés en 1882 para la Entrada Cristiana y a primeros del siglo XIX "A-Ben-Amet" considerada la primera marcha árabe.
Por otra parte, hasta 1817, las "filaes" moras y cristianas desfilaban sin música o acompañadas sólo de percusión, pero a partir de ese año la "filá Primera de Lona" se hizo acompañar en la entrada de moros por la Banda de Música del Batallón de Milicianos y en menos de diez años todas las comparsas eran amenizadas con polcas, mazurcas, habaneras... hasta que nacieron las marchas citadas anteriormente.

Los Pasodobles-Canción merecerían muchas páginas no solo por la cantidad y calidad de títulos, sino también por la cantidad y calidad de intérpretes, anécdotas o curiosidades que de ellos se pueden encontrar en la bibliografía.
La canción española y dentro de ésta el pasodoble-canción, nace cuando comienza el declive de los charlestones y cuplés y alcanza su máximo apogeo en las décadas de los años 50 y 60. Cuplés como "Las tardes del Ritz" de Genaro Monreal, "Tápame, tápame" de Ricardo Yust, "Bajo las fuentes de Sena", de Valverde, León y Quiroga, "Fumando espero" de Félix Garzo y M. Viladomat, etc. y artistas de las décadas de los años 20 y 30 como Ercarnación López "La Argentinita", Carolina Otero "La bella Otero", Anita Delgado y otras van a ir cediendo progresivamente.
La gloria del éxito a Estrellita Castro, Conchita Piquer, Juanita Reina, Angelillo, Paquita Rico, etc, interpretando otros estilos como zambras, bulerías canciones, tanguillos, farrucas y por supuesto, pasodobles-canción.
Son ejemplo de ello títulos como "A la lima y el limón", "Cárcel de oro", "Eugenia de Montijo", "Lola Puñales", "Mañana sale", "Tatuaje", "Ojos verdes", "Y sin embargo te quiero", "La zamorana"... Entre los pasodobles-canción la lista también es larga; "Capote de grana y oro", "El relicario", "Mi jaca", "Franciso Alegre", "Con divisa verde y oro" y "Chiclanera". Otros títulos conocidos son "Carmen de España" interpretado por Carmen Sevilla, "Romance de valentía", "Almudena", "En tierra extraña" cantados por Conchita Piquer, "Ay! Maricruz", "Triniá", "El beso", "Luna de España", "Doce cascabeles", " Viva España", "Viva el pasodoble", “Panaceite”, etc.

Importantes son los títulos y los intérpretes, pero también debemos acordarnos de los creadores de la música y el texto. Son ellos desde la sombra de un segundo plano y eclipsados por la figura del intérprete -con quién el público identifica la canción-, los verdaderos artífices de las partituras.

A ellos, o más propiamente a su inspiración y su técnica, les debemos esos momentos de alegría, esas sensaciones de exaltación del espíritu, cuando escuchamos las grabaciones o las interpretaciones en directo. Manuel López-Quiroga compuso más de cinco mil canciones, muchas de ellas con letra de Rafael de León y Antonio Quintero; se trata de verdaderas poesías con música, verdaderas historias en tres minutos...
Los tríos artísticos parece que eran el secreto del éxito y otro de éstos lo formaron el músico Juan Solano y los letristas José Antonio Ochaíta y Xandro Valerio. Otros han sido Juan Mostazo Morales y Ramón Perelló, Salvador Valverde, Manuel Gordillo, Genaro Monreal, Fernando Moraleda, Legaza...
Es más, la canción española continuará obteniendo éxitos mientras existan autores como Manuel Alejandro, Ignacio Román, Martín Morales, Julian Bazán, Alejandro Cintas, Ricardo Freire, Carlos Castellanos...

El Pasodoble Torero

El pasodoble torero es a la vez, alegre y melancólico. Canta por lo bajo la tristeza de la muerte, en tanto refulge por lo alto el ramo de rosas de una alegría apasionada.
Tras la introducción, la primera frase se eleva, asciende, crece hasta llegar al estribillo o trío en cuya repetición se añadirán los adornos de bonitas glorias interpretadas por la flauta, flautín y/o clarinete y el arte del contrapunto con saxofones tenores y bombardinos, alcanzando la obra su plenitud y máxima expansión con el tutti de banda.
Por otra parte, el pasodoble torero es muy difícil de lograr, porque debe reunir tres condiciones insispensables:
1. Ha de ser popular, a veces de modalidad aflamencada
2. Con cierta melodía valiente

3. Ha de tener un garbo especial que lleve dentro todo el espíritu de nuestra fiesta
Incluso podemos comparar -haciendo un ejercicio de imaginación-, el pasodoble con el toreo y podemos decir que el toreo está hecho de momentos musicales, lo mismo que el pasodoble.
Así los diferentes recursos armónicos utilizados por el compositor se pueden identificar con otros tantos momentos interpretados por el torero:

La semicadencia equivaldría a PARAR
La cadencia rota sería TEMPLAR
La cadencia plagal supondría MANDAR

La cadencia consonante o decisiva (que son los últimos acordes del pasodoble) traduciría la suerte suprema.
En definitiva, el pasodoble es ingrediente indispensable, aliado del torero en las grandes faenas o cuando pasea los trofeos en la vuelta al ruedo, contribuye a la vistosidad de un elegante paseillo que despierta en el aficionado de que, esa tarde, instantes después, va a presenciar magistrales actuaciones de cuadrillas y matadores de toros, o a veces - en el lado opuesto de la fiesta- el pasodoble acompaña a las labores que desempeña el mayoral con sus mansos después de que el presidente muestre el pañuelo verde para devolver el astado a los corrales.

Los títulos de los pasodobles hacen referencia a multitud de elementos taurinos, unas veces forman parte de la plaza de toros, otras del traje de luces, en ocasiones del público - “Peña de Paco Bautista” ó “Peña Taurina de Diego Puerta” de Gerónimo Morales García, ó de la ciudad - pasodoble “Baeza” de Martín Morales, si bien en la mayoría de los casos están dedicados al torero/a – “Lola Beltrán” de Martín Morales.

Casi todos los toreros de fama tienen algún pasodoble escrito expresamente en su homenaje, sin embargo, no siempre corren parejas la fama del matador y la de su pasodoble: es el caso de "Gallito", "Vito", "Angelillo", "Dauder", pasodobles famosos cuyos destinatarios no fueron figuras del toreo y al contrario, pasodobles que no han alcanzado la popularidad se han dedicado a grandes matadores de toros: "Machaquito", "Guerrita", "Joselito", "Belmonte", etc.
Afortunadamente ahí están "Manolete". "Marcial, eres el más grande", "Domingo Ortega", "Agüero", y otros que si comparten su calidad con la fama del torero a quien fue dedicado.


Martín Morales Lozano
Director y Compositor
Director de la BANDA
de MÚSICA de BAEZA


Algunas "cosas" y "anécdotas" sobre famosos y conocidos Pasodobles

Ragón Faléz
Un día de 1933 se procedía en Jaén al estreno de un pasodoble de Emilio Cebrián Ruiz titulado "Rafaela González", dedicado por el autor a la hija de unos amigos suyos.

Asistía al evento el maestro D. Ricardo Villa, director de la Banda Municipal de Madrid, el cual aconsejó a Emilio Cebrián que cambiara el nombre de la obra, que no hiciera "cosas" dedicadas a personas.

Ni corto ni perezoso, lo tomó al pie de la letra y "Rafaela Gonzalez" se convirtió por una simple combinación de sílabas en "RAGÓN FALÉZ".

Agüero
Martín Agüero y Ereño toreaba en Logroño en las fiestas de San Mateo allá por Septiembre del año 1925, en un festejo que era amenizado por la Banda Municipal de Bilbao.

El espada bilbaíno tenía gran facilidad para culminar la suerte suprema, de manera que para él parecía que los toros nu tuvieran hueso y por ello los aficionados le honraban con el título de "Rey del Volapié" (que antes habían ostentado el guipuzcoano Mazzantini y el madrileño Vicente Pastor).

Aquella tarde sabiendo que sus paisanos integraban la Banda de Música, forjó su plan desde antes de hacer el paseíllo; llegada la hora de matar a su primer toro, saludó a la presidencia y a continuación se dirigió hacia el conjunto musical, al cual brindó en vascuence la faena que iba a realizar.

Los músicos y el director, José Franco Ribate, no habían salido de su sorpresa cuando el torero ya estaba dando la vuelta al ruedo paseando la oreja con que había sido premiado tras una de sus magistrales estocadas y antes de devolverle la montera, el maestro José Franco, agradecido por el brindis dedicado a sus paisanos, se comprometió a escribir un pasodoble que llevara por título el nombre del torero.
Y así nació AGÜERO.

Chiclanera
Pasodoble canción compuesto por Vega, Rafael Oropesa y Antonio Carmona. Estrenado y popularizado por "Angelillo" en 1936.

Angel Sampedro Montero -Angelillo- (1908-1973) ya era aquel ídolo de toda España e incluso en tierras hispanoamericanas, pues un año antes, en 1935, había grabado canciones como "Paco el minero", el danzón "Radio Cuba" y sobre todo, la marcha de Camps. Ese mismo año grabó la película "La hija de Juan Simón", en donde cantaba la popular milonga que daba título al film.

Churumbelerías
Pasodoble tanguillo, muy singular, inspirado en las cuevas granadinas del Sacromonte.

Corría el año 1934 y el compositor y director de la Banda Republicana, antes de Alabarderos, D. Emilio Vega andaba un tanto "inquieto", pues se había enterado de que su alumno Emilio Cebrián había dedicado un pasodoble. Éste en cuanto tuvo la mínima ocasión le dijo a su profesor que estaba componiendo otro que iba a quedar en el repertorio "para toda la vida" y que con todo su corazón se lo dedicaba a él. Así nació "CHURUMBELERIAS".
La música es del toledano Emilio Cebrián Ruíz (1900-1943) y la letra de Federico de Mendizábal.

Domingo Ortega
Pasodoble Compuesto por Florencio Ledesma y Rafael Oropesa con letra de Salvador Mauri.

El apoderado de Domingo Ortega, el matador de toros Domingo González "Dominguín", padre de los toreros Domingo, Pepe y Luis Miguel, solicitó al maestro Oropesa que le compusiera un pasodoble a su representado y el compositor que había visto actuar varias veces al que todavía era novillero Domingo Ortega, no le faltó inspiración para componer un pasodoble que estuviera a la altura de la figura del toreo que más tarde llegaría a ser.

Con la colaboración de Florencio Ledesma, en pocos días estaba concluído el encargo, cuyo estreno tuvo lugar una noche de 1931 en el Café de Atocha a cargo de la Banda que el propio maestro Ortega dirígía a diario en dicho establecimiento.
Aquella noche entre el auditorio se encontraban el propio Domingo Ortega, el apoderado "Dominguín" y el grupo de entusiastas seguidores del toreo.
El pasodoble fue acogido clamorosamente y la ovación les obligó a interpretarlo de nuevo. Desde entonces ha gozado de tanta fama como la que ha conseguido el propio torero.



El Gato Montés
Este pasodoble forma parte de la ópera de tres actos del mismo nombre, con música y texto de Manuel Penella Moreno (1880-1939) y estrenada en Valencia, el 23 de Febrero de 1916.

Aquella función se organizó con fines benéficos para recaudar fondos con los cuales erigir en Valencia un monumento al maestro Salvador Giner, autor de piezas tan conocidas como "L'a entrá de la murta", fallecido en 1911 y profesor de Penella en sus primeros años.

Esa noche el éxito fue clamoroso y Penella fue llevado a hombros por fervorosos seguidores hasta su propio domicilio mientras tarareaban la melodía del pasodoble del segundo acto que desde entonces se ha convertido en una de las páginas musicales taurinas más populares.

El éxito se repetiría en el estreno en Madrid el 1 de Julio de 1917 y lo mismo en otras ciudades españolas y en EEUU cuando fue estrenada en el Park Theatre de New Cork, el 13 de Septiembre de 1922, en cuya representación intervinieron Pastora Imperio y Conchita Piquer.

Fue precisamente Penella el descubridor de Conchita Piquer, aquella chica de trece años que solo hablaba valenciano y estaba actuando en el teatro Kursal de Valencia, la misma que luego viajó junto a su madre y el maestro Penella rumbo a México para estrenar "El Gato Montés".

La ópera -andaluza, taurina y gitana- se desarrolla en un cortijo de la campiña, luego en una casa sevillana, después en el patio de caballos de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y al final en una cueva en lo más alto y escarpado de la serranía, donde el bandolero Juanillo -que es el Gato Montés- tiene su guarida.

Pero a Penella no sólo debemos conocerle por esta obra; además del pasodoble "En tierra extraña", cantado por Concha Piquer, su otro gran éxito fue la ópera bufa "Don Gil de Alcalá", ambientada en el México colonial de finales del siglo XVIII y estrenada en el Teatro Novedades de Barcelona, el 26 de Octubre de 1932 y más tarde en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 20 de Abril de 1934.
Falleció inesperadamente en Cuernava (México), donde había ido a presentar dicha ópera el 29 de Enero de 1939.

El Relicario
Pasodoble-canción compuesto por José Padilla (1889-1960), dedicado a su querido amigo Don José Pérez de Rozas, con letra de Armando Oliveros y Jose María Castellví, redactores del diario de Barcelona "El Liberal", fue estrenado por Mary Focela en el teatro "ElDorado" de la ciudad Condal en Septiembre de 1914.

Aquella primera representación no tuvo éxito, todo lo contrario que la puesta en escena que llevó a cabo Raquel Meller quien, tras analizar el texto y la música, encontró un contrasentido: la música era alegre y la letra triste; es más, la primera parte tiene desplante, majeza que se opone a la segunda, triste y trágica, en la cual se alude a la corrida y a la mortal herida sufrida por el torero.


Raquel Meller también reestrenó la obra en "El Dorado" barcelonés y lo hizo vistiéndose de negro con mantilla ancha que le caía sobre la frente, tocando la orquesta con poca intensidad y destinando un único foco luminoso sobre ella.
Era una escenificación desconocida hasta entonces, creyeron que estaba loca, pero pronto se convencieron de lo contrario y fue uno de los mayores éxitos, de manera que el público obligó a repetir la pieza dos veces.
Sin duda la inspiración de José Padilla, tuvo la suerte de contar con las excepcionales cualidades interpretativas de Raquel Meller y el fruto de esa colaboración artística no pudo ser otro que un triunfo internacional, que más tarde daría lugar a la realización de una película con el mismo título que el del pasodoble.

Francisca Marqués López, o mejor, Raquel Meller (1882-1962), nacida en la calle Augusta de San Atilano de Tarazona (Zaragoza), dio a conocer "El Relicario" en el Trianón Palace (hoy teatro Alcázar) de Madrid y lo mismo hizo en el teatro Olympia de París y en el Hipodrome Theatre de Londres en 1920.
Francia quedó asombrada ante Raquel Meller a quién convirtió en ídolo mundial (le concedieron en 1932 la Cruz de la Legión de Honor del Gobierno Francés) y la cupletista, a su vez, deslumbrada por la ciudad de la luz, convirtió a Paris en su segunda residencia y tuvo durante muchos años un palacete en Versalles y una villa en Villefranche.

Padilla era por entonces, director de la orquesta del casino de la capital francesa y vivió el gran éxito que supuso la representación de la "Violetera" y "El Relicario".
Paris se rindió ante la música de este compositor almeriense y se inició toda una moda inspirada en esta canción. Había pañuelos Relicario, bastones Relicario, sombreros Relicario, guantes Relicario...
Además el primer año se vendieron en Paris ciento diez mil ejemplares de la edición para canto y piano.

Corría el año 1952 y "El Relicario" sirve de fondo a la campaña electoral de Eisenhower. Al reunirse la convención del partido republicano para proclamar su candidato a la presidencia de Estados Unidos, Eisenhower se presenta en la tribuna mientras una Banda de Música ejecuta "El Relicario".
Eisenhower obtuvo la presidencia y este pasodoble quedó ya unido a su nombre y a su triunfo al que, de alguna manera, contribuyó.

Con todos los beneficios obtenidos de los derechos de autor, ventas, etc. de "El Relicario", "Valencia" y "La Violetera", Padilla pudo cumplir uno de sus grandes deseos, fue a Italia para conocer personalmente a Giaconno Puccini y alquiló una villa en Viareggio junto a la que poseía el autor de "Tosca", "Madame Butterfly"...
Pero además compró un castillo en Francia y en definitiva, pudo disfrutar del éxito de sus obras allá por donde iba; recorrió Europa, América, Asia y parte de Africa.
Son la música y los viajes lo que definen a este compositor cuyas melodías forman parte del patrimonio artístico y espiritual de nuestro país, de quien fue - sin duda - un gran embajador

En todos los rincones de la ciudad se oía:

Texto

El día de San Eugenio,
yendo hacia El Prado le conocí.
Era el torero de más tronío
y el más castizo de "to" Madrid.
Iba en calesa, pidiendo guerra,
y yo al mirarle me estremecí.
El al notarlo, salió del coche
y muy garboso, vino hacia mi.
Tiró la capa con gesto altivo,
y descubriéndose me dijo así.

ESTRIBILLO

Pisa, morena,
pisa con Garbo,
que un relicario,
que un relicario,
me voy a hacer
con el trocito
de mi capote
que haya pisado
que haya pisado
tan lindo pie


Un Lunes abrileño
él toreaba y a verle fui.
Nunca lo hiciera, que aquella tarde
de sentimiento, creí morir.
Al dar un lance,
cayó en la arena;
se sintió herido
miró hacia mí.
Un relicario sacó del pecho,
y yo al instante reconocí
cuando el torero caía inerte,
en su delirio decía así

España Cañí


Pascual Marquina Narro (1873-1948) contaba con un ferviente admirador de su música en la localidad albaceteña de Almansa.
Era José Lopez de Osa, patronista -diseñador y preparador de moldes- de una fábrica de calzados de la población manchega y tenía la ilusión de que el compositor de Calatayud a quien admiraba profundamente le dedicara un pasodoble.

La banda de ingenieros dirigida por Pascual Marquina actuaba todos los años a petición municipal y estimulada, sin duda, por los deseos del patronista, en las fiestas del mes de Mayo en Almansa. Aquel mes de Mayo de 1925 no podía ser diferente, de manera que la banda fue de nuevo contratada.
Marquina que había prometido al admirador de su música su ansiado pasoboble, cayó en la cuenta de su olvido el día anterior de marchar hacia Almansa y para cumplir su promesa, en pocas horas compuso el pasodoble "El patronista Cañí". Durante el viaje en tren ensayaron la pieza y entraron en la ciudad manchega interpretándola, con gran contento para el propio patronista y la población que también conocía la promesa de Marquina.

A Madrid llegó el pasodoble un año después, oyéndose por primera vez en la capital en el concierto ofrecido por la Banda Municipal en el Parque del Retiro el 9 de Mayo de 1926, dirigida entonces por Ricardo Villa y obteniendo, como no podía ser de otra manera, un clamoroso éxito.

Pero... ¿y España Cañí?...

La gran bailaora, cupletista, actriz y coreógrafa, Encarnación López Julvez, "La Argentinita" (1897-1945), bonaerense, hija de padres españoles, que había llegado a nuestro país con seis años de edad, estaba preparando un espectáculo para su presentación en Nueva York y quiso en él incluir el pasodoble de Marquina, pero cuando conoció el título se dirigió a él y le dijo:
"Maestro, tiene usted que cambiarle el título a este pasodoble, con "El Patronista Cañí", no me dejan ni salir a escena, ¿por qué no lo titula usted "ESPAÑA CAÑÍ"?
Y con ese título "España Cañí" gitana, se estrenó el pasodoble en 1932 en el Metropolitan Opera House de Nueva York, formando parte de un programa en el que se ofrecía una danza de Enrique Granados, Leyenda de Isaac Albéniz, la farruca de El sombrero de tres picos y la canción y danza del fuego de El Amor Brujo de Manuel de Falla.
Así recibió el título definitivo uno de los pasodobles más famosos de todos los tiempos, que es hoy junto con "El concierto de Aranjuez" del maestro Rodrigo, la obra española más interpretada en el extranjero.

Por otra parte, el pasodoble "España Cañí" es igualmente popular por otro motivo: se trata del primer pasodoble que sonó en la Plaza de las Ventas de Madrid, en el histórico paseíllo de la tarde del 17 de Junio de 1931, cuando en dicha plaza se celebró el primer festejo, una corrida a beneficio de los parados de Madrid, organizada por el alcalde de la capital don Pedro Rico y presidida por el presidente de la Segunda República don Niceto Alcalá Zamora.
Actuaron los espadas Diego Mazquirán "Fortuna", Marcial Lalanda y Joaquín Rodríguez "Cagancho".

Gallito
Este pasodoble es considerado el Himno Oficial Taurino, es la evocación de la alegría de la fiesta, es el griterío en los tendidos, son los olés de una grana faena, es el paseíllo, es la suerte de banderillas, es el bullicio, los cascabeles, la alegría de la vuelta al ruedo paseando los trofeos... Es en definitiva, la fiesta de los toros.

El maestro Santiago Lope Gonzalo compuso este pasodoble y fue dedicado a Fernando Gómez Ortega "Gallito Chico", matador de novillos y hermano de Rafael y José, que alcanzaron más fama que aquel.
"Gallito Chico" había nacido en Sevilla, el día de Navidad de 1884 y era el segundo hijo varón de Fernando Gómez García "El Gallo". El primer hijo fue Rafael Gómez Ortega "El Gallo", nacido en Madrid el 17 de Julio de 1882 y el tercero José Gómez Ortega "Gallito", nacido en Gelves (Sevilla) el 8 de Mayo de 1895 y fallecido en Talavera de la Reina el 16 de Mayo de 1920 como consecuencia de la mortal cogida ocasionada por el toro “Bailaor”, de la señora viuda de Ortega.


Por todo esto, cuando se estrenó el pasodoble en el año 1904, José Gómez Ortega "Gallito", tenía nueve años y aunque evidentemente llevaba sangre torera, todavía no podía dedicarse a la tauromaquia y por lo tanto NO FUE EL DESTINATARIO DEL PASODOBLE.

Su hermano, Fernando Gómez Ortega "Gallito chico", era por aquellas fechas un novillero que había recibido la alternativa en México, si bien jamás la llegó a confirmar en Madrid y con los años acabó actuando como banderillero en las cuadrillas de sus hermanos. Pero a pesar de que este pasodoble no fue dedicado al maestro de Gelves, desde la mortal cogida que sufrió en Talavera, se estableció la costumbre de iniciar y finalizar todas las corridas que se celebraran en este coso con la interpretación del pasodoble "Gallito".

Entonces, ¿Por qué se fijó el maestro Lope en el menos importante de la dinastía de los Gallito para dedicarle su pasodoble?
La casualidad hizo que la Asociación de la Prensa de Valencia organizara un festejo mixto a beneficio de dicha entidad, en el cual participaran el matador de toros Fernando Gómez "Gallito chico", y los novilleros Agustín DAUDER Borrás (Colibrí), Angel González Mazón "ANGELILLO" y Manuel Pérez Gómez "VITO", quienes lidiarían ocho reses de la ganadería de Félix Gómez.

Ya se encargaron los organizadores "Latiguillo", "Cencerrito" y "Aguaiyo" de que fuera un festejo singular, que pasara a la historia, pues si el cartel no era suficientemente atractivo, que si lo era, "Aguaiyo" pretendía que se estrenaran otros tantos pasodobles destinados a cada uno de los espadas.
Semejante propósito solo podía ser encargado al maestro Lope, quien era, por entonces, el director y fundador de la Banda Municipal de Valencia, y así, la tarde del 29 de Julio de 1904 se oyeron por primera vez los pasodobles "Gallito", "Dauder", "Angelillo" y "Vito", los cuatro nacidos para la misma ocasión y los cuatro con el mismo autor.

Es más, aquella tarde estaba predestinada a figurar entre las más significativas de la historia de la música taurina, seis Bandas de Música amenizaron el festejo: la de la Beneficencia, la de Veteranos, Cararroja, Torrente, la del Regimiento de Mallorca y la Municipal de Valencia, dirigida por el propio Santiago Lope.

De los cuatro pasodobles, el que más éxito ha obtenido y no puede faltar en los grandes acontecimientos es "Gallito", obra cumbre del compositor riojano nacido en Ezcaray el 23 de Mayo de 1871 y fallecido en Burjasot (Valencia) el 25 de Septiembre de 1909.
La noticia de su fallecimiento, a temprana edad, echó al pueblo de Valencia a la calle y fue acompañado el féretro del maestro Lope mientras la Banda Municipal, sin su director, sin su batuta y con lazos negros en sus uniformes, interpretaba la marcha fúnebre de "El ocaso de los dioses" de Richar Wagner.
Pero el público pidió que se tocase uno de los pasodobles del maestro y en aquel día gris, entre la tristeza y la oscuridad de los lazos negros y el coche fúnebre, sonó "Gallito" deslumbrando una vez más con su melodía y arrancando un sollozo del fondo de los corazones valencianos.

La Giralda
Este españolísimo pasodoble, hermana las aguas de Guadalquivir con las del Sena y la Sevillana Giralda con la parisina Torre Eiffel; y es que con motivo de la Exposición Industrial Internacional celebrada en París en Mayo de 1889, el ingeniero Eiffel construyó su famosa torre y el maestro Eduardo López Juarranz -madrileño (1844-1897) estrenó este conocidísimo pasodoble, que él mismo definió como "marcha andaluza".

La torre Eiffel nació inicialmente, como principal símbolo y atractivo de dicha exposición y acabada ésta se pensó en destruirla y, por su parte, el pasodoble "La Giralda" también sonó allí por primera vez, sin saber si tendría o no éxito y cuánto tiempo duraría.
Lo mismo que después consideraron oportuno mantener la Torre Eiffel, este pasodoble se encuentra desde entonces incluido entre los más populares.
En aquella exposición de 1889 querían ofrecer a los visitantes una representación de nuestras famosas corridas de toros y para tal fin, no repararon en gastos contratando a tres conocidos espadas, con sus cuadrillas de picadores y banderilleros y acompañados de monosabios y alguacilillos...¡pero sólo para el paseíllo!, pues el elemento central de la fiesta, el toro, no estuvo presente dada la legislación francesa vigente.
Lo que no faltó fue una gran Banda de Música, la de mayor prestigio de entonces, que era la del Regimiento de Ingenieros de guarnición en Madrid, dirigida desde 1876 por el inspirado compositor Eduardo López Juarranz a quién se le había encargado para la ocasión la composición de un pasodoble, reto que afrontó creando esta maravillosa partitura.
Y así fue como, acompañando a aquel singular paseíllo en París, se estrenó el pasodoble "La Giralda".

Es, sin duda la pieza más conocida del maestro Juarranz, discípulo de Arrieta, quien destacó desde joven en la composición, si bien sería en la dirección donde se encontraba su verdadera vocación.
Músico Mayor de la citada Banda del Regimiento de Ingenieros, en 1895 -y durante dos años- tomó la dirección de la Banda de Música de Alabarderos (antecesora de la actual Banda Sinfónica de de la Unidad de Música de la Guardia Real) encargada entonces del relevo diario de la Guardia en el Palacio Real, que se realizaba a las diez en punto.
Este actor era seguido por muchos madrileños que acompañaban a la Banda desde el cuartel de la calle San Nicolás hasta el Palacio Real. Además se ocupaban de ofrecer los conciertos de Palacio, que se celebraban una o dos veces por semana, durante la cena de la Familia Real, los cuales incluían desde piezas sinfónicas hasta cuplés de moda como "Flor de té" o "Ven y ven".

La Gracia de Dios
¿Podemos decir que el pasodoble "La gracia de Dios" es una consecuencia de "La Giralda"?, ¿Por qué no?

Los maestros Eduardo López Juarranz y Ramón Roig, ambos compositores prolíficos, de inspiración fácil, tenían entre ellos sus discusiones por diversidad de criterio en lo relativo a la labor creadora.
Debido a estas circunstancias y a raíz del estreno apoteósico en Paris de su pasodoble "La Giralda" triunfal éxito repetido luego en España, al maestro Juarranz se le ocurrió hacer llegar a su buen amigo y como resultado de una acalorada discusión, la siguiente dedicatoria en la partitura del pasodoble "La Giralda": "Para Ramón Roig, con la completa seguridad de que se dará perfecta cuenta de cómo se escribe un pasodoble".


Dicha dedicatoria no le resultó muy grata al maestro Roig, le sorprendió la actitud de su íntimo amigo y le dolió el tono de la engreída dedicatoria. En ningún momento demostró estar enojado por ninguna de las dos cosas y comenzó a escribir en el pentagrama.

A los ocho días de haber recibido la "delicada dedicatoria" de su amigo Juarranz, el maestro Ramón Roig le remitió la inspirada partitura de "La Gracia de Dios" con la siguiente dedicatoria: "A Eduardito López Juarranz, para que compruebe, al leer la presente partitura de "La Gracia de Dios", que se trata de un verdadero pasodoble, desde luego, mejor que el suyo".

Analizando ambas partituras, podemos decir que los dos pasodobles son extraordinarios y se están interpretando en las plazas de toros desde hace más de un siglo.

Ramón Roig compuso este pasodoble en Cartagena, donde era director de la Banda de Música de Infantería de Marina. En el busto que representa al maestro Álvarez Alonso -autor de "Suspiros de España" - en la Plaza del Rey de Cartagena, además de encontrar fragmentos de dicha partitura, existen referencias a los otros dos grandes pasodobles escritos en esta ciudad murciana: "El Abanico" de Javaloyes y "La Gracia de Dios".

Manolete
El nombre de Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", forma parte de la historia de la Fiesta Nacional, lo mismo que el de otras figuras clásicas como el torero rondeño Pedro Romero, el sevillano "Espartero", el grandioso "Frascuelo", la dinastía "Bienvenida" o los Gallo y "Gallito", etc..
"Manolete" es el III Califa del toreo, precedido por "Lagartijo" y "Guerrita", sin olvidarnos de "Machaquito".

El alma eterna de "Manolete" irá siempre ligado a las notas de su grandioso pasodoble, que sonó siempre a su lado y le acompañó en las tardes de gloria y triunfo, entre aplausos y olés, hasta aquella trágica fecha del Jueves, 28 de Agosto de 1947 en Linares (Jaén), en el que el toro Islero, quinto de la tarde y marcado con el número 21, alcanzó el muslo derecho del torero. Dicha tarde compartía terna con Rafael Vega de los Reyes "Gitanillo de Triana" y Luis Miguel González "Dominguín".
Desde entonce y hace ya más de cincuenta años, el trono del califa sigue vacío.

Pedro Orozco González, nacido en Granja de Torrehermosa (Badajoz) y afincado en la capital cordobesa y José Ramos Celares, fueron los autores de esa genial ofrenda musical, estrenada la gélida tarde del 19 de Marzo de 1939, fecha en la que se iniciaba la temporada taurina en la Plaza de Toros de Córdoba.

En aquel primer festejo de 1939, actuaron los novilleros Rafael Alvarez "Gallito", Luis Díez Espadas y el propio Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", que tomaría la alternativa cuatro meses más tarde, el día 2 de Julio de 1939 en Sevilla, de manos de Manuel Jiménez Moreno "Chicuelo", siendo testigo el citado anteriormente Rafael Vega de los Reyes "Gitanillo de Triana".


En aquella novillada, celebrada a beneficio de la construcción de un trono procesional para el Señor de la Caridad, cuya hermandad acababa de fundarse en la Parroquia de San Francisco y San Eulogio, sonaron por primera vez, e interpretados por la Banda Municipal de Córdoba, los acordes de este pasodoble que pronto se haría muy popular.
La figura de "Manolete", por su personalidad dentro y fuera de los ruedos, por sus circunsatancias y quizás -sobre todo- por una de éstas: su fallecimiento a temprana edad cuando se encotraba en la cumbre del toreo, no sólo inspiró a Orozco y Ramos; ha sido musa de otros compositores, pintores, escultores, poetas...Entre estos últimos se encuentran Federico Muelas, José García Nieto, Jose Luis Cano y el académico Gerardo Diego (1896-1987), quien en su obra "La suerte o la muerte" escribe:



ADIOS A "MANOLETE"

Y te vas, recto
como el río a la mar.
A la mar de la muerte
tus alamares van.
No como el agua dulce
que duda y vuelve atrás
antes del trago amargo
de efervescencia y sal,
sino como la bala
que ciega y recta va
al blanco que la hechiza
con pupila fatal,
tú, bala de ti mismo,
vas a la muerte imán,
proyectil, línea, héroe,
alma sin paso atrás.
Tú, matador de toros,
mil siete has de tumbar
e infinito yacente
el ocho te abrirá.
La balanza equilibra
la suerte y la muerte igual,
"Islero" a Manuel reta,
Manuel a su isla va.
Rodeados de sombra
de espesa inmensidad,
solos allá en su isla
se entrecruzan en paz.

¿Porqué no suena la música en Madrid durante la lidia de los toros?
El motivo de que la Banda de música de la plaza de toros de Las Ventas no toque durante las grandes faenas se debe a un curioso suceso ocurrido durante la celebración de la llamada "Corrida de la Victoria", celebrada el 24 de Mayo de 1939, primer festejo taurino que se celebraba en dicha plaza después de la guerra civil.


El cartel lo integraban el rejoneador Antonio Cañero y los espadas Marcial Lalanda, Vicente Barrera, Pepe Amorós, Domingo Ortega, Pepe Bienvenida y Luis Gómez, "El Estudiante".

Durante la faena de Marcial Lalanda al primer toro de la tarde, el público pidió tocase la música para amenizar la faena, interpretándose el pasodoble a él dedicado. Por el contrario la faena antológica que Domingo Ortega realizara al cuarto toro, la ejecutó sin que sonase la música; hecho éste que protestaron ruidosamente los partidarios del diestro de Borox.

Fue a partir de entonces cuando se acordó dejase de sonar la música durante las faenas realizadas en la Monumental de Las Ventas.

Pero ocurrió que…


…el 16 de Noviembre de 1966, veintisiete años después de que dejase de sonar la música en la Monumental de Las Ventas, de Madrid, sonó de nuevo en honor del matador de toros Antonio "Bienvenida".
En aquella ocasión actuó como único espada y tras banderillear al sexto toro de la tarde con tres soberbios pares de banderillas, brindó la muerte de su último toro a su hermano Pepe y la Banda de Música, con el permiso del señor presidente, interpretó un pasodoble torero.

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Yahoo respuestas- “¿Sabes el origen de los Pasodobles?”